- Desde mediados de septiembre, agentes de las fuerzas de orden público federales han utilizado fuerza excesiva contra manifestantes pacíficos, observadores legales, periodistas y personas que brindan atención médica durante manifestaciones frente a un centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (US Immigration and Customs Enforcement, ICE) en los suburbios de Chicago.
- No se trata de control de multitudes, sino de una campaña de intimidación y un mensaje claro de que el disenso será castigado. Esto ocurre poco después de una instancia similar de uso de fuerza excesiva contra manifestantes en Los Ángeles.
- Las comisiones de vigilancia del Departamento de Seguridad Nacional en el Congreso deben llevar a cabo audiencias públicas para examinar el uso excesivo de la fuerza por parte de agentes. Deben considerar recursos legislativos que permitan fortalecer la vigilancia y la rendición de cuentas con respecto a las operaciones de aplicación de las leyes sobre inmigración.
(Chicago, 23 de octubre de 2025) – Desde mediados de septiembre de 2025, agentes de las fuerzas de orden público federales han utilizado fuerza excesiva contra manifestantes pacíficos, observadores legales, periodistas y personas que brindan atención médica a manifestantes durante protestas frente a un centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (US Immigration and Customs Enforcement, ICE) en los suburbios de Chicago, señaló hoy Human Rights Watch. Las protestas en el establecimiento de Broadview, Illinois, se intensificaron después del inicio de la “Operación Midway Blitz” del ICE el 8 de septiembre y de que aumentaran las redadas e incautaciones inmigratorias en el área de Chicago en general.
Según lo observado en testimonios de testigos y videos analizados por Human Rights Watch, agentes del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) —a veces en presencia de policías estatales y locales y otros agentes federales— utilizaron repetidamente fuerza excesiva contra grupos reducidos de manifestantes que no parecían representar ninguna amenaza para los agentes o la seguridad pública, y contra observadores legales, personas que brindan atención médica y periodistas claramente identificables. Detuvieron a decenas de manifestantes y, al menos, a un periodista y una persona que prestaba servicios médicos de emergencia. La respuesta violenta se produce muy poco después del uso excesivo de la fuerza que tuvo lugar en el mes de junio por parte de las fuerzas de orden público contra manifestantes que se oponían a las redadas inmigratorias en Los Ángeles.
“Esto no es control de multitudes, sino una campaña de intimidación”, señaló Belkis Wille, directora asociada de Crisis y Conflictos de Human Rights Watch. “Los agentes federales están usando sustancias químicas irritantes y disparan proyectiles contra manifestantes pacíficos, personas que brindan atención médica y periodistas a plena luz del día. Esto envía un mensaje claro de que el disenso será castigado”.
Human Rights Watch entrevistó a 17 personas que estuvieron presentes durante las protestas en Broadview: 7 manifestantes, 4 periodistas, 3 médicos voluntarios, 2 defensores de los derechos inmigratorios y un líder religioso. Los investigadores también analizaron 17 videos grabados durante las protestas que se difundieron en redes sociales o se proporcionaron al equipo de investigación. El 17 de octubre, Human Rights Watch envió una carta a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, en la que se resumían estos hallazgos, se planteaban preguntas y se ofrecía la oportunidad de enviar comentarios, pero no se ha recibido respuesta.
Testigos y grabaciones de video confirman que agentes del DHS utilizaron gases lacrimógenos y dispararon proyectiles directamente contra grupos de manifestantes, incluso desde el techo del centro de detención, a menudo sin previo aviso y sin que los manifestantes parecieran representar ningún riesgo para los agentes. Lo señalado por testigos y las grabaciones verificadas muestran que, algunas veces, había apenas 10 manifestantes, y en ningún caso más de 250.
Raven Geary, una periodista que asistió a más de una veintena de protestas en el centro de detención y recibió un impacto en el rostro de un proyectil de gas pimienta el 26 de septiembre, contó que ha estado en muchas protestas a lo largo de los años, pero dijo: “Nunca he visto nada como esta respuesta en mi vida. Es inexplicable que los agentes recurran a este nivel de violencia”.
Dos personas capacitadas para brindar atención de salud de emergencia contaron que atendieron a decenas de personas, que en la mayoría necesitaban tratamiento por la exposición a sustancias químicas irritantes, y algunas presentaban lesiones por el impacto de proyectiles.
Ashley Vaughan, quien estuvo en la manifestación y usa un bastón, dijo que el 12 de septiembre los agentes le dispararon perdigones de gas pimienta, lo que provocó que “perdiera el conocimiento” transitoriamente. El 19 de septiembre, varios agentes dispararon un perdigón de gas pimienta en la cabeza al reverendo David Black, mientras rezaba pacíficamente cerca de las instalaciones. El incidente fue capturado en video. Según el Gremio Nacional de Abogados de Chicago, al menos 10 observadores legales sufrieron heridas.
El gremio de abogados señaló que, del 19 de septiembre al 14 de octubre, agentes federales y oficiales estatales y locales detuvieron al menos a 78 personas en las protestas. Dos personas entrevistadas, y el colega de una tercera, dijeron que estuvieron retenidas entre 6 y 12 horas y que se les negó el acceso a sus abogados a pesar de que lo solicitaron insistentemente.
El DHS emitió una declaración el 19 de septiembre en la que indicó: “Los manifestantes atacaron a las fuerzas del orden público, arrojaron cartuchos de gas lacrimógeno, hicieron cortes en neumáticos de automóviles, bloquearon el ingreso al edificio e invadieron propiedad privada”. También publicó fotografías en X de lo que, según afirmó, eran dos “bombas de humo pirotécnicas”, dos pistolas y dos navajas que había confiscado a manifestantes. Human Rights Watch no pudo verificar de manera independiente estos señalamientos. Todas las personas entrevistadas dijeron no haber visto que manifestantes atacaran a las fuerzas de orden público de ninguna manera, o intentaran causar daños a bienes, lo que coincide con los contenidos que analizó Human Rights Watch.
Una coalición de organizaciones de medios de comunicación y demandantes individuales, incluidos periodistas y manifestantes, han presentado una demanda colectiva ante el Tribunal Federal de Distrito para el Distrito Norte de Illinois contra el presidente Donald Trump y altos funcionarios del DHS, el ICE, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, el Departamento de Justicia y otras agencias federales, invocando uso excesivo de la fuerza, represión de la libertad de expresión y arrestos ilegales. En respuesta, el 9 de octubre, un tribunal federal de distrito emitió una orden de restricción temporal en la que estableció límites a las tácticas policiales de control de protestas por parte de las fuerzas federales de aplicación de la ley desplegadas en todo el norte de Illinois. En una serie de fotografías del 14 de octubre, presuntamente se ve a agentes federales lanzando sustancias químicas irritantes contra manifestantes en el lado sur de Chicago, durante un incidente que podría resultar violatorio de la orden de restricción.
Durante las protestas, los agentes federales han utilizado repetidamente fuerza excesiva e innecesaria, y en muchos casos directamente han atacado a manifestantes y otras personas sin que hubiera provocación. Estos hallazgos también implican a las protecciones de los derechos civiles al amparo de la Constitución de los Estados Unidos, así como políticas del DHS, que incluyen restricciones con respecto a cuándo y cómo los agentes del orden pueden usar la fuerza para dispersar las protestas.
Las comisiones de vigilancia del DHS en el Congreso deben celebrar audiencias públicas para examinar el uso excesivo de la fuerza por parte de agentes en el área de Chicago, apuntó Human Rights Watch. Deberían exigir que se entreguen los registros internos de ICE relacionados con la planificación de las operaciones de aplicación de la ley, así como los protocolos sobre arresto y uso de la fuerza. Las comisiones deberían permitir que participen organizaciones civiles y de derechos humanos independientes para que proporcionen testimonios y pruebas, y considerar recursos legislativos para fortalecer la vigilancia y la rendición de cuentas de las operaciones de control inmigratorio.
“El gobierno federal no solo está violando los derechos humanos de los manifestantes aquí”, expresó Wille. “Estos abusos violentos forman parte de un ataque más general contra las normas e instituciones democráticas de Estados Unidos”.
Operación Midway Blitz
La operación Midway Blitz tuvo como resultado el arresto de más de 1.000 inmigrantes en el área de Chicago entre el 8 de septiembre y el 3 de octubre de 2025, según datos del DHS. Agentes del DHS llevaron a muchas de esas personas al centro de detención de Broadview, donde se han llevado a cabo manifestaciones desde agosto.
En un incidente fatal ocurrido el 12 de septiembre, un oficial del ICE disparó a un migrante mexicano en las proximidades de Chicago. El 30 de septiembre, agentes federales requisaron un complejo de apartamentos en South Shore empleando tácticas agresivas y violentas, y detuvieron a 37 personas, en muchos casos sin las órdenes judiciales correspondientes, incluidas personas con ciudadanía estadounidense. El 4 de octubre, agentes federales dispararon e hirieron a una mujer en Brighton Park durante un operativo inmigratorio, alegando que su vehículo colisionó con otro de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Uso excesivo de la fuerza
Después de que el gobierno federal iniciara la Operación Midway Blitz el 8 de septiembre, los manifestantes que ya se habían reunido frente al centro de detención comenzaron a acudir en grupos más numerosos y con mayor frecuencia. El 23 de septiembre, el ICE instaló una valla perimetral reforzada alrededor del centro de detención, alejando así los manifestantes hacia las calles laterales, indicaron testigos.
Un médico de calle voluntario que estuvo frente al centro de detención todos los viernes a partir del 8 de agosto contó que las acciones de los agentes contra cualquier persona que se encontrara parada frente al centro de detención comenzaron a intensificarse durante el transcurso de septiembre: “En un primer momento, era posible estar en la acera, pero si dabas un paso hacia la entrada, los agentes te gritaban. Luego, conforme fueron pasando los días, la situación pasó a ser que se disparaba con perdigones de gas pimienta a cualquier persona que pisara el camino de entrada. Luego, cualquiera que estuviera en la calle recibía impactos de gas pimienta. Posteriormente, instalaron la valla, y ahora se dispara gas pimienta a cualquier persona que se acerque a la valla”.
El médico también contó que, al principio, los agentes a veces emitían advertencias de “retroceder” con un sistema de intercomunicación y, en ocasiones, dieron aviso de que estaban a punto de lanzar gases lacrimógenos, pero que habían dejado de hacerlo por completo a mediados de septiembre.
El reverendo David Black, quien comenzó a asistir a las protestas el 29 de agosto, señaló que los agentes intensificaron el uso de la fuerza en septiembre y que si bien el número de manifestantes aumentó, se mantuvieron en actitud pacífica.
Las fotografías y los videos analizados muestran a agentes del DHS que aplicaron reiteradamente la denominada “fuerza menos letal” contra manifestantes, incluidos gases lacrimógenos, perdigones de gas pimienta y proyectiles de espuma de polietileno, un tipo de proyectil de impacto cinético diseñado para incapacitar en cierto grado o disuadir a un objetivo a través del traumatismo por objeto contundente, en vez de por penetración.
Todos los testigos señalaron que los agentes utilizaban fuerza menos letal sin previo aviso y contra personas que no representaban ninguna amenaza para ellos. Las personas entrevistadas también dijeron que no vieron a manifestantes usar la fuerza contra agentes. Contaron que vieron a algunos manifestantes intentando bloquear vehículos del ICE parándose frente a ellos. Dos testigos dijeron que, en algunas ocasiones, los manifestantes arrojaron cartuchos de gas lacrimógeno lejos de donde se encontraban, presuntamente con la intención de protegerse. En un video subido a X el 27 de septiembre, se muestran al menos dos cartuchos de gas lacrimógeno siendo arrojados de vuelta en dirección a donde había agentes. Un periodista indicó que algunos manifestantes lanzaron juguetes de felpa a los agentes. Algunos manifestantes llevaban máscaras antigás y sostenían escudos de plástico para protegerse.
Agencias de aplicación de la ley en las protestas en Broadview
Según lo señalado por las personas entrevistadas y lo observado en los contenidos de medios analizados, casi todos los agentes del DHS que estuvieron en las protestas tenían el rostro cubierto, lo cual impide conocer su identidad, y muchos no llevaban insignias o uniformes que identificaran claramente el cargo que ocupaban en sus respectivos organismos, lo cual menoscaba la posibilidad de que haya rendición de cuentas, así como las protecciones básicas contra la detención arbitraria o los abusos.
Sobre la base de lo relatado por testigos y las imágenes analizadas, Human Rights Watch identificó a las siguientes agencias y unidades del DHS que estuvieron en las protestas, con diversas configuraciones y en distintos momentos: el ICE, incluidas las Operaciones de Control y Expulsión (Enforcement and Removal Operations) e Investigaciones de Seguridad Nacional (Homeland Security Investigations); la CBP, incluida la Unidad Táctica de la Patrulla Fronteriza; y el Servicio Federal de Protección.
A menudo, también estuvieron presentes agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, la Oficina Federal de Investigaciones, la Administración de Control de Drogas y la Oficina Federal de Prisiones, como así también funcionarios locales y estatales de aplicación de la ley.
En el lugar de la protesta se han hecho presentes altos funcionarios de distintas agencias, entre ellos, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y el comandante general de la Patrulla Fronteriza de EE. UU., Gregory K. Bovino. El 3 de octubre, Noem dijo a un grupo de agentes de distintos organismos federales: “Vamos a actuar con dureza. Vamos a arremeter contra estas personas… vamos a procesarlas… ya no estamos aceptando esto… Vamos a darles a ustedes toda la autoridad que necesitan para salir y arrestar a estas personas que están promoviendo la violencia contra ustedes”.
Después de eso, Bovino, un jefe de la Patrulla Fronteriza de California a quien se nombró para dirigir las operaciones en Chicago, señaló: “Esa multitud es insegura... Vamos a sacarlos completamente de aquí. Y cuando se resistan, ¿qué pasará? Serán arrestados. Ahora va a ser una zona en la que se podrá arrestar libremente”. Noem agregó luego que el papel de los agentes era “asegurarse de que a estas personas ya no se les permita llevar a cabo esta actividad”.
Tres testigos dijeron que estaban presentes policías estatales, policías locales de Broadview y miembros de la Oficina del Alguacil del Condado de Cook y del Sistema de Alarma Policial del Norte de Illinois. En ocasiones, ayudaron a alejar a manifestantes del área alrededor del centro de detención y a hacer arrestos, afirmaron testigos. Según el gremio de abogados, durante las protestas del fin de semana del 10 de octubre, policías estatales golpearon a manifestantes con porras de madera largas, arrojaron personas al suelo y, en un caso, arrastraron a una mujer a través de una barrera de cemento y por la calle. En un video subido a YouTube el 5 de octubre, se muestra a agentes estatales empujando y arrestando a manifestantes cerca del centro de detención.
Lanzamiento de proyectiles de impacto cinético y gases lacrimógenos de manera directa a manifestantes
En los casos documentados por Human Rights Watch fuera del centro de detención, casi siempre los agentes parecían haber usado sustancias químicas irritantes, como CS (una variedad de gas lacrimógeno), CN (atomizador) y OC (aerosol de gas pimienta), así como proyectiles de espuma de polietileno. Las sustancias irritantes químicas se dispersaban con granadas, se rociaban desde cilindros grandes y se colocaban en perdigones de gas pimienta, que son proyectiles circulares pequeños rellenos con una sustancia química irritante y disparados con un lanzador de aire comprimido, semejante a una pistola de paintball. Según los estándares internacionales de derechos humanos, el uso de la fuerza menos letal y de agentes antidisturbios, como los gases lacrimógenos, es apropiado solo cuando los medios no violentos no son eficaces, e incluso entonces deben utilizarse con moderación y respetando criterios de proporcionalidad.
Ashley Vaughan, quien se desplaza con un bastón, contó que, alrededor de las 6 p.m. del 12 de septiembre, había agentes posicionados en el techo del centro de detención que le dispararon en el rostro y el cuerpo con perdigones de gas pimienta mientras estaba transmitiendo en vivo. Vaughan dijo haber perdido brevemente el conocimiento. Cuando recobró la conciencia, vio a cerca de 15 a 20 agentes salir del centro de detención e intentar hacer retroceder a los manifestantes.
“Estaba tratando de reincorporarme”, dijo. “[Los agentes] estarían a un pie de distancia delante de mí mientras me disparaban”. Vaughan manifestó que algunos manifestantes trataron de ayudarle y que los agentes dispararon a todas esas personas al menos 10 veces más. “No pude ver por unos días, debido a la hinchazón. Tenía moretones en ambos ojos. Tengo suerte de no haber perdido la vista”, afirmó Vaughan. Las heridas de Vaughan tardaron varias semanas en sanar.
Un video verificado por investigadores muestra a Vaughan en el suelo frente al centro de detención. Se ve a un agente que apunta su lanzador de perdigones de gas pimienta hacia Vaughan y dispara. En la acera, se ven al menos seis puntos de impacto de estos perdigones. Los agentes siguieron disparando gas pimienta a Vaughan y otros manifestantes mientras Vaughan se levanta y le ayudan a alejarse.
Alrededor de las 6 p.m. del 19 de septiembre, el reverendo Black, de la Primera Iglesia Presbiteriana de Chicago, dijo que estaba orando con las manos extendidas en compañía de un pequeño grupo de manifestantes frente al centro de detención. Los agentes posicionados en el techo comenzaron a disparar perdigones de gas pimienta al grupo. “Parecían estar apuntando deliberadamente a la cabeza, porque las primeras rondas impactaron en mi cabeza y rostro... Yo estaba rezando; no había justificación para que abrieran fuego contra nosotros”.
Human Rights Watch verificó dos videos subidos a Facebook e Instagram ese mismo día que muestran al reverendo Black de pie y con las manos extendidas, y a tres agentes posicionados directamente arriba de él en el techo del centro de detención. Los tres parecen disparar varios proyectiles en dirección a Black, de los cuales al menos dos lo alcanzan, uno en el torso y otro en la cabeza.
Mientras los manifestantes se enjuagaban los ojos con agua, entre 15 y 20 agentes salieron del centro de detención y comenzaron a hacerlos retroceder a hacia una calle al otro lado del centro de detención. Luego, contó Black, los agentes rociaron indiscriminadamente a los manifestantes con Mace, y lo “empaparon” con este agente químico. En un video corroborado por Human Rights Watch, se muestra a agentes empujando a Black y otros manifestantes frente al centro de detención y a uno de los agentes rociando a Black en el rostro con una sustancia química irritante, desde una distancia de menos de un metro. Black tuvo que abandonar las protestas por alrededor de una hora para que lo atendieran, pero no sufrió heridas graves.
También el 19 de septiembre, un manifestante que pidió no ser identificado contó haber visto a agentes disparando desde el techo del centro de detención, y que varios proyectiles le impactaron en la cabeza y en la cadera izquierda.
Una de las personas que brindaban atención médica indicó que el 26 de septiembre, mientras ayudaba más que nada a las personas a enjuagarse los ojos, recuerda haber visto a su colega atendiendo a alguien que presentaba un corte en la frente causado por un perdigón de gas pimienta disparado a quemarropa. El médico también trató a una persona que presentaba hemorragia nasal severa, tras haber sido golpeada en la cara y la parte posterior de la cabeza. Otro médico voluntario que atendía a personas en la calle contó que vio a un oficial gritarle “Oye, perra” a un manifestante, y luego dispararle con gas pimienta.
Stuart Hall, de 66 años, que es veterano del ejército y participó en las manifestaciones, dijo que el 26 de septiembre, alrededor de las 8 a.m., se encontraba parado cerca del centro de detención cuando un grupo de agentes le disparó: “No había estado avanzando [hacia el centro], pero los perdigones de gas pimienta me golpearon igualmente: dos en las piernas, dos en el torso y uno en el brazo”.
También el 26 de septiembre, un médico voluntario que atendía a personas en la calle dijo que un agente ubicado en el techo comenzó a disparar proyectiles de espuma de polietileno, pero el médico “no vio que hubiera ninguna acción provocadora de la multitud”. El agente le disparó a una persona que estaba tocando una guitarra, y los impactos atravesaron la estructura de madera del instrumento. Otro manifestante describió el mismo incidente.
Otro médico voluntario en la calle afirmó que, el 26 de septiembre, los agentes dispararon contra manifestantes que estaban leyendo cartas de solidaridad pegadas en la valla del centro de detención: “Atendí a una mujer mayor que acababa de acercarse a la valla para leer una nota y le dispararon con perdigones de gas pimienta”.
Human Rights Watch analizó un video publicado en Instagram el 26 de septiembre en el que se ve a un manifestante cubierto de heridas coincidentes con disparos efectuados a quemarropa usando proyectiles de impacto cinético, como los de gas pimienta.
Varios testigos relataron que los agentes solían tirar gases lacrimógenos directamente contra manifestantes, en vez de hacerlo por encima de sus cabezas o frente a una multitud. Un video publicado en X la noche del 27 de septiembre, que Human Rights Watch analizó, muestra a agentes arrojando cartuchos de gas lacrimógeno directamente contra manifestantes. Disparar cartuchos de gas lacrimógeno de manera directa contra personas, particularmente si se apuntan a la cabeza, en vez de a una altura por encima de sus cabezas o frente a multitudes, puede tener consecuencias letales.
Golpes y otros tipos de violencia física
Hubo agentes que también recurrieron a la violencia física con sus manos contra manifestantes sin que hubiera una razón que lo justificara, dijeron manifestantes y otros testigos.
El 19 de septiembre, un médico callejero voluntario dijo que vio a un oficial agarrar y sostener a una persona con una maniobra de llave por la cabeza sin que mediara provocación.
El 26 de septiembre, un manifestante afirmó que estaba tratando de hacerles una pregunta a los agentes, pero que estos empezaron a darle puntapiés y rodillazos en el rostro y la espalda. Contó que, en un momento, los agentes lo pusieron contra el suelo, mientras alguien le presionaba la mejilla y la mandíbula izquierdas sobre el piso con su rodilla, y que al mismo tiempo sintió presión en la espalda y la columna. Un amigo que había estado parado junto a él fue derribado violentamente por varios agentes y cayó al suelo, según dijo.
Un manifestante contó que, en la mañana del 3 de octubre, agentes del DHS salieron del centro de detención para dispersar a la multitud:
Los agentes parecían estar molestos porque las personas no se movían. Un oficial que llevaba una máscara negra y gorra de béisbol me arrancó la máscara antigás y me propinó desde abajo un golpe en el labio y la nariz con la palma de la mano. Poco después de eso, los agentes pasaron de empujar a personas a agarrarles partes del cuerpo. Conté cuatro agentes que me tomaron de los pechos. El mismo oficial que me arrancó la máscara antigás me tomó por el pecho izquierdo y me empujó con tanta fuerza que dejó un moretón desde el lugar donde colocó el pulgar debajo de mi seno.
Violencia contra periodistas, observadores y médicos
La periodista Raven Geary afirmó haber visto a agentes disparar en dirección a periodistas en al menos 12 ocasiones, desde inicios de septiembre hasta principios de octubre. Dijo que los periodistas tenían puestas cintas en el cuello que indicaban el medio al que pertenecían, y muchos llevaban carteles de “prensa” en sus bolsas y cascos.
Según indicó, los agentes que disparaban hacia las personas siguieron a los periodistas mientras se dispersaban y se escabullían para protegerse. En un caso, dijo, los agentes cogieron por sorpresa a dos periodistas escondidos detrás de un vehículo y dispararon un proyectil de gas pimienta directamente contra uno de ellos, los que le provocó hemorragia severa en la nariz.
En la mañana del 26 de septiembre, Geary contó que ella y cerca de otros seis periodistas se ocultaron detrás de un vehículo cuando los agentes abrieron fuego contra un grupo de manifestantes sin previo aviso. Los agentes persiguieron a los periodistas desde la puerta del centro de detención y les dispararon. Geary levantó la cabeza para mirar por encima del capó del vehículo y un agente que llevaba puesta una máscara facial con diseño de calavera disparó un proyectil de gas pimienta directamente hacia la cámara que Geary sostenía delante del rostro. “Sentí un dolor tremendo en el costado de la cara”, aseveró. Le quedaron moretones y tuvo el rostro hinchado varios días. Geary dijo que vio insignias en el uniforme del oficial, incluido uno que indicaba que trabajaba en una oficina local de ICE en Phoeeonix y otro que mencionaba un condado fronterizo de Arizona.
También el 26 de septiembre, el periodista Paul Goyette, que cubría las protestas desde el 29 de agosto, dijo que varios agentes le dispararon perdigones de gas pimienta directamente en el pecho. Goyette contó que, ese día, los agentes dispararon un proyectil contra su amigo y que este tuvo que ir al hospital por traumatismo craneal. Goyette dijo que su amigo, un ex marino, identificó el proyectil que lo golpeó como una munición "baton round" (un tipo de proyectil de impacto cinético).
En la demanda colectiva se expresa que Charles Thrush, estudiante de periodismo y reportero del Block Club Chicago, estaba informando sobre las protestas el 26 de septiembre cuando agentes le dispararon en la mano izquierda con perdigones de gas sin darle antes advertencias de que se dispersara. Thrush llevaba credenciales de prensa claramente identificables colgadas del cuello, estaba separado de los manifestantes y grababa en video a los agentes federales mientras disparaban gas pimienta a dos manifestantes que intentaban protegerse con un paraguas desplegable. Thrush manifestó en una declaración jurada que, en varias ocasiones ese día, los agentes le lanzaron gases lacrimógenos desde muy corta distancia, pese a que su pase de prensa era visible. Thrush continuó experimentando quemaduras químicas provocadas por los perdigones de gas pimienta y gases lacrimógenos durante 12 horas.
Un agente apuntó y disparó a Asal Rezaei, reportera de CBS, con perdigones de gas pimienta, cuando pasó conduciendo frente al centro de detención el 28 de septiembre, en un momento en que no había ninguna protesta. “Un agente enmascarado de ICE apuntó con el arma y disparó directamente a mi coche. Vio que mi ventanilla estaba abierta”, dijo Rezaei, según reportó CBS News. “Estaba sentada con la ventanilla abierta. Gran parte entró a mi automóvil y me llegó al rostro. Sentí de inmediato que ardía, y empecé a vomitar”. CBS News informó que el departamento de policía de Broadview está investigando el incidente.
Human Rights Watch también analizó un video publicado en Instagram a las 8:40 p.m. del 27 de septiembre, según la marca de tiempo. En el video se ven agentes disparando gases lacrimógenos a periodistas parados en el lado opuesto de un cruce cerca del centro de detención. Muchos empezaron a toser. En el video no se ve ni escucha que haya habido alguna advertencia.
U.S. Press Freedom Tracker citó otros incidentes que involucran a agentes que dispararon contra periodistas con perdigones de gas pimienta y cartuchos de gas lacrimógeno frente al centro de detención.
El reportero gráfico Adriano Kalin señaló que, en la mañana del 26 de septiembre, vio a agentes abrir fuego contra un grupo de observadores legales que estaban sentados en el suelo de espalda al centro de detención, y que llevaban puestos sombreros verdes identificables. Según un portavoz del gremio de abogados, el 19 de septiembre, un agente disparó a un observador legal con un perdigón de gas pimienta en el cuello y, el 27 de septiembre, un agente disparó a otro observador legal directamente en el rostro. El gremio de abogados contó que, durante las protestas del fin de semana del 10 de octubre, policías estatales apalearon a varios observadores legales.
Una de las personas que brindaban atención médica contó que los agentes impedían regularmente que él y sus colegas atendieran a manifestantes heridos, disparándoles perdigones de gas pimienta, dándoles órdenes de que se movieran o empujándolos mientras trataban a las víctimas. Afirmó que un agente le disparó directamente, “mientras estaba arrodillado tratando de ayudar a alguien que había sido impactado”.
Ambas personas que brindan atención médica dijeron que, el 27 de septiembre, alrededor de las 8:30 p.m., los agentes dispararon sustancias químicas irritantes y luego desarmaron dos tiendas médicas que estaban utilizando para hacer una evaluación preliminar de las personas heridas y atenderlas.
Vaughan contó que agentes frente al centro de detención dispararon proyectiles contra paramédicos, y con esto impidieron que estos pudieran evacuar a Vaughan después de que sufriera heridas causadas por perdigones de gas pimienta el 19 de septiembre. En cambio, policías de Broadview evacuaron a Vaughan y lo llevaron hasta una ambulancia, que luego realizó el traslado al hospital junto con otros manifestantes heridos.
Arrestos
De las personas arrestadas entre el 19 de septiembre y el 14 de octubre, al menos 20 fueron liberadas sin que se formularan cargos, mientras que aproximadamente 58 fueron acusadas de delitos contemplados en la legislación federal, estatal o local, según indicó el gremio de abogados.
Un manifestante dijo que, el 26 de septiembre, agentes lo agredieron y luego lo detuvieron mientras trataba de dialogar con ellos. Los agentes del DHS lo detuvieron durante más de 12 horas dentro del centro de detención, lo interrogaron varias veces sobre lo que había en su bolso y las razones por las que había asistido a la protesta, y le negaron recibir atención médica pese a que estaba dolorido debido a que lo habían pateado, arrodillado y arrojado contra el suelo cuando lo detuvieron. También se le negó el acceso a su abogado, a pesar de los esfuerzos de este último para obtener acceso. Posteriormente, fue puesto en libertad sin que se impusieran cargos.
El periodista Steve Held fue detenido y se lo retuvo más de seis horas antes de ser liberado sin que se formularan cargos, y durante ese tiempo se le negó el acceso a su abogado, aseveró Geary.
Estándares legales aplicables
Derecho internacional
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), del que Estados Unidos es parte, protege los derechos a la libertad de expresión y de reunión pacífica. Las obligaciones de EE. UU. en virtud del pacto se extienden a las autoridades en todos los niveles de gobierno, a saber, federal, estatal y local. Por consiguiente, Estados Unidos está obligado a velar por que todo el personal de aplicación de la ley respete los derechos humanos.
El PIDCP solo permite restricciones limitadas al derecho de reunión pacífica que sean “necesarias en una sociedad democrática” para proteger una variedad limitada de intereses importantes, que incluyen el orden público, la seguridad pública y los derechos de otras personas. Las restricciones a ese derecho deben definirse detalladamente. En particular, deben ser necesarias y proporcionadas para que haya una justificación admisible. Las restricciones justificadas por razones de seguridad pública exigen que las autoridades demuestren “un riesgo real y significativo para la seguridad de las personas (la vida o la seguridad personal) o un riesgo similar de daños graves a bienes”.
Con arreglo a los estándares internacionales de derechos humanos, las fuerzas del orden solo deben recurrir a la fuerza si otros medios para hacer frente a una amenaza real resultaron ineficaces o no hay probabilidades de que logren el resultado buscado. Al utilizar la fuerza, los agentes de aplicación de la ley deben emitir advertencias claras, actuar con moderación y proceder con un criterio de proporcionalidad, teniendo en cuenta tanto la gravedad del delito como el objetivo legítimo a lograr.
Derecho federal
La Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos garantiza el derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica. Estos derechos son un pilar fundamental del sistema de gobierno del país. Los tribunales federales han desarrollado una vasta jurisprudencia que establece cuál es la regulación admisible y las limitaciones aplicables al ejercicio de estos derechos. La Cuarta Enmienda protege contra registros e incautaciones irrazonables por parte de las fuerzas del orden, incluido el uso excesivo de la fuerza durante un arresto u otra incautación.
Políticas sobre uso de la fuerza del DHS
Los acontecimientos ocurridos en el centro de detención demuestran que las agencias del DHS no han observado sus propias políticas escritas, que son fundamentalmente congruentes con los estándares internacionales de derechos humanos sobre el uso de la fuerza por parte de las autoridades de aplicación de la ley.
La política escrita del DHS permite a los agentes de orden público usar la fuerza solamente cuando no haya una alternativa razonablemente eficaz, segura y viable, y aplicar solo el grado de fuerza que sea objetivamente razonable en las circunstancias. En una política actualizada del DHS del año 2023 se prohíbe el uso de fuerza letal contra personas que solo representan una amenaza para sí mismas o para la propiedad, y prohíbe las maniobras de estrangulamiento a menos que la fuerza letal esté autorizada por otras razones.
Dentro del DHS, el ICE tiene estándares escritos en los que se autoriza la fuerza solamente después de que hayan fracasado todos los esfuerzos razonables para resolver una situación. Los agentes del ICE deben usar únicamente el grado de fuerza necesario para poder controlar a un detenido, proteger la seguridad, evitar daños graves a la propiedad o mantener el orden de un establecimiento. La fuerza nunca debe utilizarse como castigo, y no deben aplicarse maniobras de restricción en el cuello o de formas que limiten la respiración o causen dolor. Si bien el ICE no ha establecido un documento de políticas específico para protestas, sus acciones de aplicación de la ley durante las protestas están sujetas a la supervisión del DHS.
La CBP tiene su propia política sobre uso de la fuerza, en la que se presentan directrices estrictas para el uso de la fuerza menos letal por parte de los agentes, como por ejemplo, que dicha fuerza debe ser objetivamente razonable y necesaria considerando la totalidad de las circunstancias. Se pueden utilizar dispositivos y técnicas menos letales, como bastones, agentes químicos y armas de control eléctrico, para poder controlar a una persona, preservar la seguridad o prevenir daños graves a la propiedad, pero solo cuando los medios menos contundentes sean ineficaces o representen un riesgo mayor.
Los agentes están obligados a emitir advertencias verbales cuando sea posible y deben interrumpir el uso de la fuerza una vez que cese la resistencia o la situación esté bajo control. La política exige aplicar tácticas de apaciguamiento y prohíbe disparar armas como respuesta al lanzamiento de objetos, a menos que exista una amenaza inminente de lesiones graves o muerte. La Junta Nacional de Revisión del Uso de la Fuerza, que incluye a representantes del Departamento de Justicia, el DHS y el CBP, se ocupa de la vigilancia de la CBP.